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Epic Mickey: El arte de Disney hecho videojuego

En el E3 de 2008, el afamado diseñador de videojuegos Warren Spector dejaba al público asombrado al anunciar su siguiente proyecto. Se trataba de un juego de aventuras exclusivo para Wii con un diseño brutalmente original: la mezcla del mundo clásico Disney con la estética ciberpunk

Tras la larga espera, Epic Mickey por fin ha llegado. Y más allá de su novedoso estilo, presenta una historia y un estilo de juego que supone un golpe de aire fresco al actual mercado de consolas. O cómo Spector puede mezclar un Mickey en blanco y negro con un Goofy animatrónico y un pincel.

Epic Mickey, si lo analizamos fríamente, es un juego de plataformas. Eso sí, pese a lo que nos pueda engañar el pincel que porta su protagonista, se parece más a los míticos Banjo & Kazooie de Nintendo 64 que al Super Mario Sunshine. Es decir: plataformas sí, pero también muchos puzzles, toques de RPG y una sólida historia.

Si hay algo que sabe hacer Warren Spector son historias. La de Epic Mickey no puede ser menos, y para descubrirla, deberemos contemplar un fantástico vídeo introductorio que ya nos recordará a los orígenes de Disney, con guiños a Alicia en el País de las Maravillas y al Mago (Walt Disney) de Fantasía.

Para no extendernos en la historia, mencionaremos que Mickey, antes de convertirse en el dibujo animado más famoso del mundo, causó un incidente en el estudio de Walt. Derramó disolvente sobre un mundo que estaba creando el artista, el Páramo, réplica del Disney Land y hogar de aquellos personajes olvidados y defenestrados.

El disolvente, enemigo de la pintura, destruyó parte del Páramo. Además, Mickey dio vida sin querer a Mancha, un enemigo hecho de tinta. Cuando muchos años más tarde Mickey ya se había olvidado del tema, tras ser secuestrado por las fuerzas de El Páramo, se ve obligado a intentar reconstruir ese mundo que él hace tiempo destruyó.

Para ello, cuenta con un arma singular, un pincel, que puede mojar en dos sustancias: pintura y disolvente. Pintura y disolvente son la alegoría del bien y el mal, deberemos usar ambas, y en función de como lo hagamos, se irá marcando el destino de Mickey.

La pintura y disolvente serán vitales para resolver los numerosos puzzles. Y ya desde el principio de la partida se nos obliga a tomar decisiones: la mayoría de los enemigos, así como unos cuantos puzzles pueden ser resueltos tanto con pintura como disolvente: nuestras elecciones irán determinando el rumbo de la historia.

La historia es genial, aunque hay que decir que tiene algunos bajones. Aparte de luchar contra los esbirros de Mancha, deberemos ir ayudando a los habitantes del Páramo. Mientras que algunos se emocionan por ver a alguien tan famoso como nosotros, otros nos critican porque nuestra popularidad les privó a ellos de su gloria. Y eso que ni siquiera sospechan que nosotros casi nos cargamos su hogar…

El apartado gráfico es bastante bueno, así como el sonoro. La estética ciberpunk y en ocasiones decadente de El Páramo está muy bien recreada. No tiene nada que ver con el estilo Disney de los Kingdom Hearts: aquí se combinan el de los dibujos animados clásicos de Disney, en blanco y negro, con toques modernos. Eso sí, es bastante menos oscura y steampunk de lo que enseñaban los primeros trailers.

El control y la jugabilidad dan la talla. Mickey puede hacer un doble salto, activar plataformas y romper objetos. Para lanzar la pintura (con el B) o el disolvente (con el Z) deberemos apuntar a la pantalla. Cuando avanzemos en el juego, podremos usar televisores para dar energía a lugar y distraer a los enemigos.

El estilo de juego combina fases normales, en 3D, básicamente de plataformas y puzzles, con algunas en 2D. Estas son de lo más original y genial del juego: son fases de pura plataforma, siempre ambientadas en películas muy antiguas de Disney, normalmente en blanco y negro, como la primera película en que salió el ratón, Steamboat Willie, o Clock Workers.

El juego tienes unos cuantos puntos débiles. Aparte de que no es tan oscuro y adulto como nos enseñaron hace 2 años, la cámara puede llegar a ser tortura. En unas cuantas ocasiones se coloca en el peor lugar posible. También se echan de menos que los personajes no tengan voces, lo que daría más peso a la historia.

El juego tiene una dificultad bien ajustada: los enemigos no suelen ser un problema, pero hay algunos puzzles realmente difíciles. El juego nos tomará entre 10 y 15 horas, solo la historia principal, que se aumentan otra decena más si queremos hacer todas las misiones secundarias y conseguir todos los objetos.

El hecho ya mencionado de que nuestras acciones marcan el rumbo de la historia e incluso el final del juego, hacen que sea tremendamente rejugable. Nos resolverá las dudas sobre qué hubiera pasado si hubiéramos sido más buenos (pintura) o malos (disolvente) a la hora de resolver puzzles y acabar con los jefes finales, así como en las decisiones tomadas.

Conclusiones

Epic Mickey es uno de los mejores juegos del catálogo de Wii. Es muy original, con buenos controles y gráficos y una historia muy buena que vas marcando con tus decisiones. Sin embargo, no llega a las cotas de otras obras maestras del catálogo por la cámara, los bajones en la historia y que no es tan tétrico y steampunk como nos prometieron. Eso sí, en el balance final, hay mucha más pintura que disolvente.

3 comentarios en “Epic Mickey: El arte de Disney hecho videojuego”

  1. Me llama mucho la atención este juego, a ver si pronto lo tengo en casa y pruebo. No entiendo por qué ha tardado tanto en llegarnos desde Japón…

    ¡Feliz Navidad!

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