Si recitamos de carrerilla los nombre ilustres del mundo Nintendo, seguro que no se nos olvida citar a Kirby. Sin embargo, hay muchos jugones que jamás han disfrutado con nuestra querida pelota rosa, principalmente porque en la última década sus títulos solo han aparecido para consolas portátiles.
Para remediarlo, llega este nuevo Kirby para Wii. Y la experiencia no puede ser mejor: es un juegazo muy original, incluso dentro de la propia saga. Analicemos el gran candidato a mejor plataformas del año para cualquier consola.
El título, con sus dobles sentidos incluidos, ya nos habla de la clave del juego: los hilos. Nuestro héroe abandona su plaza habitual, Dreamland, para disfrutar una gran aventura en un mundo en el que todo, incluso el mismo, está hecho de tela.
La historia está descrita a modo de cuento, literalmente, con un genial narrador que va poniendo las voces a todos los personajes mientras la va explicando. Primero Kirby, y luego el resto de seres de Dream Land (incluso antiguos enemigos como el Rey Dedede o Meta Knight), caen en la trampa del mago Zur-Zir y quedan atrapados en el Reino de los Hilos.
Allí conocerá al Príncipe Hilván,el soberano legítimo, que tiene las mismas habilidades de Kirby, y que manejará nuestro acompañante en el cooperativo de 2 jugadores. Se une a Kirby para volver a unir (o casi coser) con hilo mágico sus tierras divididas en 7 pedazos por el malvado hechicero.
En este lugar no hay formas sólidas. Todo son retales, telas cosidas, enganches. Kirby, por tanto, no puede emplear su principal habilidad: tragar enemigos para adquirir sus características. En su lugar, y al estar hecho de hilo, puede transformarse en casi cualquier cosa solo con pensarlo.
Estos cambios de Kirby son la clave de la parte jugable del título. En función de la situación, Kirby se transforma en multitud de elementos: submarino para nadar, coche para correr…Y sobretodo, una mutación especial única en cada nivel, a cada cual más tronchante y genial: camión de bomberos, surfero, nave espacial, delfín, máquina excavadora…
Puede que a primera vista tantas variaciones en nuestro protagonista nos asusten. Pero es ahí donde entra el extraordinariamente sencillo control, empleando el mando de Wii inclinado – al estilo de otros plataformas como el Donkey Kong Country Returns – y sin emplear el sensor de movimientos.
Kirby se maneja con solo dos botones: el 2 para saltar y el 1 para interactuar, con un látigo de hilo, con enemigos o elementos de los niveles, o realizar la función especial de lo que nos hayamos transformado. Y la variedad de acciones que se pueden realizar en absoluto se resiente.
Pero lo que realmente convierte a Kirby’s Epic Yarn en una obra maestra es el diseño de los niveles, cada uno mejor que el anterior. Están todos hecho de hilo y elementos textiles, llenos de sorpresas, como partes plegables, cremalleras, y ante todo, un aspecto sublime.
Y es que este Kirby’s Epic Yarm luce de maravilla. La calidad de los escenarios y sus fondos, pese a lo sencillos que a priori nos puedan parecer, es magistral. Para rematar, la banda sonora es fabulosa, con una melodía perfecta para cada nivel.
Uno de los aspectos más difíciles de definir es la dificultad. Kirby no puede morir, y al estilo de los antiguos Sonic, si nos golpea un enemigo o nos caemos solo perderemos las joyas que hayamos conseguido hasta el momento. Por tanto, tarde o temprano, no habrá nivel que se nos resista.
Sin embargo, conseguir los 3 elementos coleccionables de cada nivel (2 objetos y un CD ) sí que es una tarea complicada. Conseguir estos extras nos permiten descubrir un número importante de mundos secretos, así como nuevos desafíos en los que ya hemos completado.
De esta manera, la duración también tiene una doble vertiente. Si queremos sencillamente completar la historia, sin más, tardaremos poco más de 12 horas. Pero como nos pongamos a buscar estos bonus, este tiempo como mínimo se dobla.
Conclusiones
Kirby’s Epic Yarn es la primera obra maestra para Wii del año. Kirby nos hace reír con sus geniales y originalísimas transformaciones. E interactuar con el Reino de los Hilos, que ha sido maravillosamente diseñado y plasmado, es una verdadera delicia. Tela de bueno, quillo.