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Wikileaks o Internet como trinchera

Las recientes revelaciones de Wikileaks han escandalizado a buena parte de la opinión pública. Más allá de los propios contenidos, lo que asusta a los principales gobiernos es el medio de difusión: Internet, herramienta novedosa a la que parece que todavía no se han adecuado.

Meter en vereda a periodistas es el pan de cada día del  mundo político y financiero. Ante eso, Internet nos otorga unas libertades que incluso nos pueden  hacer plantear si es lícito o incluso peligroso tener un medio sobre el cual parapetarse sin temor a represalias. ¿Hay barra libre a la hora de difundir información en Internet?

Una de las mayores novedades que aporta Internet es el anonimato. La Web 2.0 nos permite e incluso en ocasiones nos estimula a hablar y criticar bajo un alias sin que, a priori (aunque no es del todo cierto) se conozca nuestra identidad. Eso favorece las comunicaciones, pero evidentemente, también tiene su lado oscuro.

Wikileaks no actúa bajo el anonimato, al menos no completamente. Tiene una cabeza visible (o de turco), Julian Assenge, que hoy ha sido precisamente detenido. Aparte de presumir de ser un afamado hacker, Assenge, tiene cargos por una presunta violación en Suecia y por difundir secretos de Estado de su Australia natal.

Sin entrar en la propia persona de Assenge o sus ideas políticas, las últimas filtraciones de Wikileaks han puesto en peligro vidas humanas. Los nombres de centenares de civiles colaboradores de la ONU en general y Estados Unidos en particular, tanto en Afganistán como en Irak, se han hecho públicos. Y los talibanes y demás terroristas de la zona ya han declarado que van a intentar matarlos.

Ante lo que está reconocido como delito a nivel internacional, nos guste o no – revelar secretos de Estado que ponen en peligro vidas humanas – Wikileaks se guarece en el Parlamento Sueco. Gracias a los escaños del famoso Partido Pirata, sus servidores (al igual que los de Pirate Bay, por motivos bien diferentes) goza de inmunidad política y legal. Ante eso, ningún gobierno, ni siquiera la Interpol, puede hacer nada.

Es bastante evidente que el crecimientos espectacular de Internet en la última década ha pillado con el pie cambiado a parte de las denomindas «esferas de poder». Especialmente llamativo es el caso de la Justicia, que con su proverbial lentitud no parece adaptarse a los nuevos tiempos.

Por supuesto que es lícito, e incluso estimulante que surja un nuevo tipo de periodismo, sin miedo a mordazas extrernas, como Wikileaks. Y aunque no sea del todo ético, podemos asumir que filtre sus investigaciones solo a unos determinados medios de comunicación, los más afines a su ideología.

Pero lo que debe hacer cualquiera, sea quien sea, es responder ante la Justicia. Siendo realistas, es evidente que Wikileaks no va a entregar sus ordenador y sus fuentes ante la Interpol, de igual manera que ni el mayor de los trolls incendiarios se presenta a la Comisión de Delitos Informáticos. Pero eso no debe hacernos evitar plantear si el poseer la mayor y mejor trinchera de la historia no es una excusa para tirar la piedra y esconder la mano.

8 comentarios en “Wikileaks o Internet como trinchera”

  1. Hola grandes señores de Govoid!

    Os comento esto aquí por que no se me ocurre otra forma más rápida y sencilla para hacerlo, y lo hago para proponeros varias temáticas para vuestras entradas:

    La primera y más importante, la apertura de Chrome Web Store (ooh al fin!) https://chrome.google.com/webstore?hl=en-US pero que supongo que ya conocereis.

    La segunda, que no se si la habéis escrito ya, una entrada en la que nos echéis una mano en esto de hacer blogs. Yo quiero empezar mi primer blog, y quiero hacerlo bien, pero no tengo ni idea.

    Y por último, gracias por ayudarme a mantenerme al día con todo lo que pasa en la World Wide Web. Viva govoid!

  2. Se supone que las nuevas filtraciones (los cables) no revelan nombres de colaboradores de la ONU, etc.

  3. En efecto, en las nuevas filtraciones no se dan más datos sobre los colaboradores, esa fue hace algún mes. Pero lo que pasa es que hay una gran parte de los últimos documentos en ser publicados que no se han revelado todavía, y se sospecha que puede haber más datos de ese estilo

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